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17/9/10

Erasmus en Estambul (12)

Es la una de la mañana en la ciudad de los gatos y acabo de volver de mi sesión de "orientación". Creo que ha sido un gasto relativamente innecesario de tiempo, dinero y cuerdas vocales, pero bueno, es una cosa que (supongo) un estudiante Erasmus tiene que hacer al menos una vez. No estoy dispuesto, sin embargo, a perder mucho tiempo más de mi año aquí haciendo cosas parecidas a las de hoy.
Dejad que os explique los detalles, será mucho más ilustrativo:
Como la sesión de "orientación" empezaba a las cuatro, salí de casa alrededor de las dos, con la idea de estar totalmente seguro de llegar a tiempo porque aún no controlo bien los tiempos de desplazamiento (dependen demasiado del tráfico alocado de esta ciudad). Creo que están entre los 30 minutos (cuando no hay tráfico) y los 60 (cuando es infernal). Tengo que explicar que el hecho de tardar una hora en llegar a la universidad es totalmente voluntario y obedece a una lógica muy sencilla: ¿necesitar una hora de transporte para ir a la universidad o necesitar una hora de transporte para hacer todo lo demás? Mi respuesta fue clara.
Total, que he llegado al campus a eso de las tres, he hablado un poco con dos muchachos de los que están encargándose de nuestros papeleos y luego me he sentado a leer. Hasta que ha empezado la reunión, me he encontrado con dos personas (y eso es bueno): con Canan, que estuvo haciendo su Erasmus en mi Facultad este año; y con un muchacho cuyo nombre no recuerdo y que participó en el proyecto MadrIstanbul (es amigo de Haydar; aquí referencias). El encuentro con él ha sido particularmente gracioso:
Paso 1. Le miro desde el banco; pienso: "conozco a este chico, pero no sé de qué"
Paso 2. Él me mira; me saluda con un leve gesto de cabeza, como si yo fuera un compañero al que ve todos los días
Paso 3. Le sigo con la mirada: "sí, joder, sí, el amigo de Haydar que también vino a Madrid; no recuerdo cómo se llama".
Paso 4. Él se da cuenta de que sigo mirándole y entonces me reconoce.
Saltos, abrazos, gritos de alegría, besos... Yo no sabía que él estudiaba en Bogaziçi y él no sabía que yo venía como Erasmus. Además, como Haydar (que era nuestro nexo de contacto) se ha marchado finalmente a los Estados Unidos y ha huído del país que (tristemente) desprecia, habíamos perdido nuestra única vía (indirecta) de comunicación.

Y entonces entro a la sesión de "orientación". La sesión ha durado dos horas. El contenido interesante ha sido dado en media hora. O sea, la primera vez que te explican cómo hacer el registro on-line, te envían un email con la información (yo leí la página y todo me quedó claro -menos por qué las horas de clase eran de tres dígitos-); la segunda vez nos lo ha explicado el jefazo de las Relaciones Internacionales de la Universidad; la tercera vez, diciendo lo mismo pero más despacio, con un acento turco durísimo en inglés y haciéndolo todo lo aburrido que podía, otro chaval. Y todo eso para ignorar los datos fundamentales que la gente REALMENTE necesita: 1) dónde veo las asignaturas que puedo cursar para planificar un horario antes de matricularme oficialmente; 2) por qué las horas son de tres dígitos.
Han dedicado venticinco jodidos minutos a decirnos (siete u ocho veces) que no estaremos matriculados correctamente si no solicitamos a través de la web la confirmación de nuestro supervisor. Es sencillamente increíble...

Y luego ha llegado "el alma de la fiesta". Es un turco que estudia ingeniería informática y que debe haber descubierto que no hay mejor forma de disfrutar de los placeres de la vida que siendo, año tras año, acompañante permanente de inocentes estudiantes extranjeras que beben demasiado. El tipo es cargante hasta límites insospechados, pesado como el solo y demasiado convencido de que él es el tipo guay que ayuda a los Erasmus a pasárselo bien.
Acepto que un porcentaje elevado de los estudiantes extranjeros que llegan a esta universidad lo que quieren es alcohol y fiesta, pero me jode que el muy imbécil simplemente asuma que no hay Erasmus realmente interesados en aprovechar las facilidades formativas que ofrece su Universidad en comparación con las de origen. Es simplemente insultante.

Total, que después de ese infierno nos hemos ido a la cena. Y he compartido mesa (a falta de un espacio mejor) con un grupo de gringos. Si hacemos la media, no había allí más capacidad intelectual que la de una hamburguesa con queso. ¡Qué gente más imbécil! ¿Cómo coño puedes decir en serio que estás deseando comer en un McDonalds? Eso para luego quejarse de que, porque tiene apellido judío (aunque "no practica") en todos los países de la zona siempre tiene que entretenerse un poco en el control policial; "Tío", me dan ganas de decirle, "tal vez será porque hay un estado que se autoproclama judío y que va por ahí jodiendo la vida a medio mundo".
Total, que por suerte el húngaro-francés elitista de Sciences-Po (Mate) estaba en una situación parecida a la mía y ha venido a salvarme. Hemos mantenido una conversación un poco más interesante, acerca de intereses académicos y tal, y luego hemos ido a "la fiesta".

El turco gracioso llama "fiesta" a subir a un bar-terraza reservado exclusivamente para nosotros, con música electrónica y "precios especiales" (más caros que los de algunos bares de Taksim) con el objetivo de emborrachar a las chicas y luego ir tanteando. Concretamente le he visto en acción con una chica tejana (rubia, ojos azules, con pecas... en fin, tejana) y me basta para saber de qué va el tema.
Situación: estamos sentados en la misma mesa Mate, una chica española (de Barcelona), la tejana, otra francesa y yo. Se acerca el fulano y la mira a ella directamente; ella le saluda alegremente "¡Hola!". Entonces él ataca: "¿Te lo estás pasando bien?". Respuesta de ella: "Sí". Él: "No, aún no...". Silencio incómodo; Mate y yo, que ya habíamos comentado que el tipo nos parecía un memo, le vemos venir. Ella habla: "Sí, claro que sí. Tengo mi cerveza, hablo con estos chicos... está bien". Él: "¿Sabes? Vas a bailar conmigo luego, ¿ah?". Mate y yo no podemos contenernos, nos empezamos a partir de risa, yo con manotazo en la mesa incluído. Ella declina amablemente la invitación.

Con esta chica ha habido otro momento más de absoluta diplomacia por mi parte. Es también gracioso (creo): ella ya había dicho que era de Tejas (no de dónde exactamente), y estaba contando que el otro día se asustó mucho porque había alguien recién regresado del servicio militar y, para celebrarlo, otro decidió lanzar unos cuantos disparos al aire; estaba diciendo que le dio miedo, y que se escondió instintivamente y tal, y entonces yo bromeo: "¡Pero si vienes de Tejas, mujer!". Mate se ríe escandalosamente; ella me mira muy seria: "Mira, deja que te diga tres cosas. Una, soy de Dallas. Dos, voté por Obama. Tres, no me gustan las armas". Estaba realmente enfadada: "Ser de Tejas no significa llevar automáticamente tu pistola encima cada vez que sales a la calle, ¿sabes?". No os podéis imaginar, se había ofendido de verdad. Volvió a repetirme lo de Obama y tal. Yo intenté arreglarlo: "No tienes que explicarte. Sé que en Tejas hay gente normal. No quería ofenderte personalmente, pensé que era el tipo de broma que también podríais hacer allí... Por ejemplo en los Simpsons está el tipo tejano que celebra todo disparando y...". Parece que mi explicación arregló las cosas.

Total, que ni Mate ni yo estábamos especialmente animados con el ambiente, otras dos chicas francesas tenían que volver hacia esta zona y no querían hacerlo solas, así que nos hemos marchado con ellas. Y mi conclusión es sencilla: no necesito más "fiestas Erasmus" si van a ser así. Es totalmente innecesario.
Prefiero tratar con turcos medianamente civilizados o con los Erasmus que tienen en la cabeza algo más que queso fundido y pepinillos...

Os dejo con un fragmento de la película Gainsbourg, que Émilie y yo vimos en Madrid. Se muestra un encuentro en un bar entre Serge Gainsbourg (piano) y Boris Vian (trompeta); los dos interpretan una canción de éste, Je bois ("Bebo"). Me he acordado de ella durante la noche, cuando Mate y la catalana hablaban en español, yo estaba callado, y una francesa más se ha sumado a nuestra mesa. Entonces esta francesa le ha preguntado a la otra (la que estaba desde el principio): "Ça va?" (¿Qué tal?). "Bon... Je comprend rien parce qu'ils parlent en espagnol, donc je bois" (Bueno... no comprendo nada porque hablan en español, así que bebo). Y entonces, entonando la melodía, digo "Systematiquement" (Sistemáticamente). La francesa recién llegada se sorprende de que conozca la referencia (a la otra o le da igual o ni siquiera sabe de qué hablamos) e intercambiamos un par de frases acerca de la escena que comparto con vosotros:


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