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7/10/10

Erasmus en Estambul (26)

Son las 21:12 en la ciudad de los gatos y acabo de volver del seminario/curso de máster al que fui oficialmente invitado ayer. Sin embargo, antes de contaros lo que ha sido el seminario (aunque tampoco haya mucho que contar), hago un repasito del resto del día:

Lo primero, al llegar, es la clase de sociología urbana. Son tres horazas de clase, que en realidad son 170 minutos, 150 de clase y 20 de descanso en medio. La verdad es que esta primera sesión ha empezado muy suave. Sólo había que hacer una lectura, muy sencillita, y en realidad hemos dedicado la clase a la clasificación de los tipos de "Estado de bienestar" según Sping-Andersen que ya tuve hasta en la sopa hace dos años gracias a aquella lectura ordenada por Monedero, El Futuro del Estado Capitalista, de Robert Jessop (del que ya hablé aquí una vez). La otra mitad del curso ha sido un poquito de rollete en relación a la vivienda pública como excepción dentro de los efectos del Estado de bienestar, los rasgos económicos particulares de la vivienda como mercancía y la relación entre Estado y mercado. Una vez más, me puedo quejar de la falta de rigor del personal y del marxismo de andar por casa que tienen mis compañeros (y hasta cierto punto también el profesor), pero tampoco se trata de pedirle peras al olmo. Es un tema socialdemócrata (estudio de las políticas de vivienda pública), y el enfoque no va a ser otro que el socialdemócrata, claro.
Una cosa divertida que tiene el curso, sin embargo, es cómo funcionan los idiomas en clase. Como el curso tiene mucha menos gente que los otros, la proporción de extranjeros se reduce drásticamente (por ejemplo, en clase de PID debemos ser 35 en total y al menos 1o somos extranjeros; en esta clase, hoy, éramos 20 como mucho y 5 extranjeros), así que la tentación de hablar en turco es mucho mayor. Además, aunque el profesor es un tipo joven y recién doctorado en Seattle, a veces tiene problemas para recordar que, aunque está en Turquía, tiene que hablar en inglés en clase, y entonces sucede que muchas veces empieza las frases en turco y las acaba en inglés (o viceversa). Al mismo tiempo, cuando se da cuenta, traduce, así que parte de la clase ha resultado ser una charla con traducción consecutiva del turco al inglés.
En cualquier caso, me gusta que el turco esté presente en las clases. No podría seguir lecciones completas en turco, pero sí puedo entender palabras clave en frases más o menos cortas cuando ya estoy introducido en el tema. De alguna forma, estas confusiones lingüísticas me dan vocabulario, mejoran mi oído y me permiten acostumbrarme a escuchar y entender construcciones gramaticales.
También tiene efectos divertidos, porque hay veces que los alumnos también se confunden y pasan del inglés al turco (o al revés) en medio de una frase, de manera que hay veces que aparecen expresiones raras como la de hoy: daha ("más" en turco) expensive ("caro" en inglés).

Luego, después de comer algo, me he metido en la sala de estudio del Campus Sur para leer un poco de filosofía islámica (tengo mi próxima clase mañana) y pasar el tiempo en un sitio calentito (hoy las temperaturas han bajado muchísimo aquí; hasta hace un par de días era posible todavía caminar en manga corta por la calle.
El resultado, claro, del mal tiempo, es que las decenas de gatos que normalmente están pululando por el campus (echándose la siesta debajo de un árbol, cazando moscas, "pescando" en las basuras...) ahora buscan refugio allí donde: 1) no haga frío, 2) pueda haber comida. Así que en la cafetería hoy no sólo estaban mis compañeros de almuerzo habituales (Pirata -porque tiene mellada una de las orejas, supongo que por peleas de infancia- y Plumero -tiene pelo casi medio de persa y el rabo siempre lo lleva agitado- básicamente), sino también otros nuevos... Y, claro, lo mismo sucedía en la sala de estudio.
Total, que estaba yo leyendo alegremente unas notas sobre la dichosa teoría de la emanación, cuando oigo un característico maullido de "dame de comer". Era un gatito (o gatita) muy muy chiquitín, intentando al mismo tiempo robarle a una chica su comida y convencerla de que le diera un poquito. Ella, sin embargo, ha optado por devolverle al suelo y mandarle a hacer puñetas; en su desorientación minina, se ha visto de repente sorprendido por mi mano, que le hacía monerías (tengo mono de gato, claro, sin mis mininos). Claro, un gato tan jovencito todavía no sabe ni lo que hace, así que primero se frota con mi mano, luego intenta jugar con ella, luego se enfada y quiere atacarme, luego pasa por debajo de la silla y se olvida, luego vuelve a querer jugar... todo esto en unos segundos.
De repente, para mi sorpresa, el gatito se me sube encima. Empieza a ronronear y se frota sistemáticamente contra mi camisa y mis piernas mientras amasa con las patas. Tiene pequeños episodios de jugueteo en los que intenta cogerme la mano. Cuando ve que los mimos no producen comida, salta de mi regazo de nuevo al suelo y se marcha en dirección a la siguiente mesa ocupada, se sube a una silla vacía sin que los estudiantes que están en la mesa se den cuenta y se cuela por el hueco de la silla para intentar repetir las monerías con una chica; ella, sin embargo, que estaba a su bola, se asusta cuando el gato la toca, se enfada, mueve la silla, y el gato vuelve al suelo.
Mi mano vuelve a salvarle de su desorientación. Viene de nuevo hacia mí y, de nuevo, sin pedir permiso ni nada, se me sube encima, y vuelven el ronroneo, el frotarse, el amasar... "Dame mimos, dame mimos...". Igual un minuto después de haber empezado con sus monerías (y durante el cual yo le explico que no tengo comida y que no espere nada más de mí), se cansa de insistir, se enrosca, se pone a limpiarse las patas y se me duerme en el regazo. No se ha movido de ahí en los 40 minutos que he seguido estudiando hasta que ha sido la hora de irme al seminario. Durante ese tiempo, un hombre de mantenimiento ha pasado, ha echado a otro gato que estaba tumbado debajo de una silla y luego me ha mirado con muy mala cara... supongo que los gatos tienen prohibido entrar en la sala de estudio, y que, como ellos son muy listos y lo saben, la mejor estrategía para resguardarse del frío es hacerse amigos de un estudiante amante de los gatos, subirse en su regazo, y utilizarlo de cama.
Cuando ha sido hora de levantarme de la silla, le he dejado sobre la mesa, de nuevo produciéndole una cierta desorientación. Cuando se ha dado cuenta del motivo (o sea, que yo me iba), ha vuelto a ponerse en la silla (ahora yo ya estaba de pie), se ha estirado, y se ha vuelto a enroscar para seguir durmiendo. Yo he movido la silla delicadamente hasta ponerla debajo de la mesa para que, oculto en las sombras, pudiera seguir durmiendo a salvo de los hombres de mantenimiento. ¡Más mono el gatitooo!

Después he tenido el seminario de máster. La verdad es que de nuevo el contenido (al menos de esta sesión) no me ha resultado para nada novedoso... El Leviatán de Hobbes lleva siendo libro de referencia (de verdad, y no como típica cosa que uno cita sin leer) desde hace dos años, así que de nuevo no me han contado nada que no supiera. Ahora bien, futuras lecturas del curso (cuando pasemos Carl Schmitt y Marx, claro) serán mucho más interesantes (porque son textos que no he leído): Gramsci, Foucault, Pashukanis, Derrida, Agamben... Lo mejor es que algunos de ellos son textos de referencia que paralelamente van a ir aparenciendo en el seminario sobre Poder que sigue su curso en Madrid, así que me va a permitir hacer aqui trabajo que luego me servirá allí.
Otra cosa buena en relación con el seminario hoy es que, al volver a clase después del descanso, me he encontrado con Tuna (el profesor de la clase de esta mañana). Esta ha sido (más o menos) la conversación:
"Hola" [me dice], "Hola", "¿Tienes clase ahora?", "Estoy en la clase de máster de Abbas Vali en el seminario", "Ahhh... ya veo... ¿algo de teoría política?", "Más o menos. Poder, ley y violencia", "Ajam... Oye, ¿por qué no haces un trabajo de investigación en vez del examen final?", "¿En tu clase?" [es una opción negociable que ofreció la semana pasada, pero me pareció que esperaba trabajo de campo, y no estoy en condiciones de hacer trabajo de campo aquí -y menos moviéndome por los barrios deprimidos...-], "Sí, sí. Bueno, si te interesa el tema, claro...", "No, no, claro que me interesa, pero como dijiste que no querías ponernos en peligro [lo digo así, en broma, "I don't want you to be in danger"] pensé que hacía falta trabajo de campo y, claro, yo no podría...", [se ríe] "No, no te preocupes. Puede ser trabajo de biblioteca. Tú piénsalo y lo hablas conmigo, ¿vale?".
Conclusión de la conversación: hay un cierto efecto en cadena y ahora ya son dos los profesores que no me toman por un alumno Erasmus habitual; poquito a poco voy deshaciéndome de los dichosos prejuicios...

Dos notitas para terminar:
[1] Parece que mi primer huésped oficial en casa será David (el otro español que vino al viaje de turcólogos el año pasado) a finales de este mes.
[2] También parece que a finales de mes, justo antes de que David venga, por aquello de que es el cumpleaños de Émilie y también el de los dos, haré mi primer viaje a Izmir. Hasta ahora, dábamos por supuesto que la mejor forma de bajar a Izmir desde Estambul sin pagar un riñón era chuparse 9 horas de autobús (40TL -20€- ida), pero allí sus compañeros de trabajo le han insistido en que lo mejor es volar con algunas compañías turcas "interiores"; el vuelo dura una hora y no es mucho más caro (50/60TL -25/30€- ida). Este fin de semana, cuando confirme con David y Émilie fechas, sacaré los billetes.

En fin, creo que esto es ya bastante para hoy. Me despido con la melancólica canción principal de la banda sonora de la fantástica película Donnie Darko:


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Miguel, me alegra todo lo que cuentas,aunque la verdad es que todo me suena bastante raro.
Suelo preguntar a tu madre bastante por ti.
Marinita ya sabes que sigue por Orense con el padre y yo viajare el 20 o 21 para poder pasar con ella los dos ultimos fines de semana. La verdad, que como madre me sabe a bien poco, pero es lo que hay. El viaje es duro y complicado pues una va cumpliendo ya añitos y cruzar todo Castilla. Leon no es facil. Asi como la zona sur de Orense que tiene una complicada entrada monatañosa.
La abuela sigue bien, como imagino que sabras por mami, y del resto de la familia se poco.
Eugenio, que sigue en su lucha por la grave enfermedad que le diagnosticaron, pero que lo esta llevando con mucho valor su hijo Victor que ahora consigue trabajillos en proteccion civil
Y la prima Mayte que tambien se ha ido a estudiar a Valladolid.
Besitos.
Tu tia.