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11/2/09

Intentando explicar la crisis (I)

¿DE QUÉ VA ESTO?
Cansado de los expertos de los que hablaba hace un par de días, y a riesgo de convertirme en uno y/o de que una que yo me sé me llame "resabido", he llegado a la conclusión de que, aunque sé tan poco del "¿Hacia dónde vamos?" como cualquiera, puedo responder con más sinceridad que ellos al "¿De dónde venimos?".
Que nadie se cree falsas ilusiones, por tanto, acerca de este atrevimiento: no tengo ni puñetera idea de cómo salir de la crisis. Ni siquiera los expertos más expertos la tienen (menos aún quienes fingen tenerla), así que no seré yo quien vaya a dar con la clave. Lo que sí puedo hacer es hablar con franqueza, porque ni Zapatero, ni Rajoy, ni ningún otro político de ningún otro país puede decir la verdad; eso sería muy poco inteligente por su parte porque sólo causaría temor, angustia y mayor inestabilidad política. Sin embargo, como esto lo leéis cuatro gatos y algunos compartís el ambiente de estudio de la crisis conmigo, yo puedo permitirme el lujo de ser sincero.
Para no saturar ni aburrir, y consciente de que pueden suscitarse preguntas y cuestiones en muchos momentos, voy a dividir la exposición en unas cuantas partes; si no hay cambios a posteriori, serán la caracterización del modo de producción capitalista, el capitalismo keynesiano (desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta la década de los 70), el capitalismo neoliberal, y las no soluciones de la crisis. Ya digo que esto es sólo el esqueleto; posteriormente, pueden ser necesarios subapartados o aparecer nuevos temas dignos de ser tratados. Todo depende de lo que suceda y de cómo de animado se ponga esto. Por supuesto, estáis invitados formalmente a remitir los textos a quien deseéis si lo veis apropiado.

-I-
EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA

Bueno, lo primero es recordar que hubo un señor muy listo y muy culto que decidió dedicar todo su esfuerzo intelectual, económico y vital a intentar explicar sistemáticamente qué carajo es esto del capitalismo. Hubo otro, al que normalmente se ignora, que recogió los apuntes más o menos desordenados de su amigo el loco, y, siguiendo sus instrucciones (hasta donde las había), publicó la obra completa. Esos señores eran, respectivamente, Karl Marx y Friedrich Engels, y ese libro es El Capital (Das Koñazo para los amigos).
Quien quiera saber realmente y desentrañar este sistema económico como si lo atravesara con la potencia de un microscopio, que se lea a nuestro amigo. No es fácil, lo aseguro, pero también doy fe de que es posible avanzar si uno se lo toma con calma y tiene la suerte de comenzar la lectura con un buen guía que ya se conozca el camino.
¿Qué voy a hacer aquí? Pues un brevisimo resumen del que voy a omitir toda la "ciencia" para quedarme con el grueso argumentativo que nos sirve. Si hay alguien que continúa leyendo a estas alturas, es que está obligado o que comparte hasta cierto punto la visión crítica de este mundo en que vivimos que Marx ofrece; por eso mismo, no me preocupa el hecho de ser un tanto superficial en la exposición, porque hasta cierto punto estoy tocando lugares comunes.
Creo que, resumiendo y simplificando como un electroduende, podríamos decir las siguientes cosas del capitalismo:

1) Es una forma de organización de la sociedad históricamente específica
Esto significa que, hasta donde podemos decir, el capitalismo no es ahistórico, es decir, no ha existido siempre. "Siempre" ha habido mercado, "siempre" ha habido producción de bienes y servicios, "siempre" ha habido moneda... Todo eso es cierto, pero nunca se había dado a un nivel comparable al que comienza a gestarse y manifestarse tímidamente a partir del siglo XV ni al que se muestra con descaro en el siglo XIX. ¿Cuáles son algunas de esas diferencias? Por ejemplo, una gran cantidad de productos no eran comprados sino autoproducidos, el comercio no abarcaba la totalidad geográfica que se materializa a partir del "descubrimiento" de América, el intercambio a través de dinero no era en absoluto el más frecuente, los mercados no eran el centro de abastecimiento de toda la población sino de una minoría... Y hay un detalle fundamental: la dinámica de crecimiento sistemático e indefinido. Podría haber un mercader muy rico que ganara simplemente con la compra-venta de productos, pero su ganancia era fruto de la especulación indiscriminada y no había una conciencia evidente de crecimiento económico constante.
Podemos decir, para intentar concluir (al menos en principio) con esta parte, que el capitalismo es una nueva forma de emplear y articular formas de relación e instituciones socioeconómicas con una trayectoria histórica previa. La política, la ciencia, la literatura, el arte, los avances técnicos... todo se pone al servicio y/o es utilizado por un mecanismo social que no sólo aparece y se expande como un terrible agujero negro sino que además es increíblemente camaleónico y, por tanto, capaz de sobrevivir a las trampas que produce su propio crecimiento.

2) Da lugar a diferenciaciones sociales evidentes
Las diferencias sociales existen desde muy pronto en la historia de la humanidad. Amos y esclavos, señores y vasallos, y, la más moderna, burgueses y proletarios. Esta última forma de división social tiene una serie de características básicas que es preciso mencionar:
a) La libertad formal. El esclavo y el vasallo no eran formalmente libres. El proletario lo es. Eso tiene sus ventajas, porque puede intentar reclamar su libertad, pero también sus inconvenientes, porque el burgués, amo y señor de esta nueva era, es eximido de ciertas responsabilidades (alimentación, cuidado...).
b) Propiedad de los medios de producción. En el sistema esclavista, el esclavo era un hombre cosificado puesto a disposición del amo con las mismas prestaciones que un buey o que un arado; sin embargo, los efectos prácticos del asunto eran que el esclavo, aunque salvajemente explotado, comía de la tierra que cultivaba o se hacía sus propias ropas con las telas de la casa. En el feudalismo, los vasallos pertenecían a la tierra sobre la que ejercía su gobierno el señor; en la práctica, el campesino tenía una economía de subsistencia que le permitía comer a él y pagar al señor los tributos pertinentes. En el capitalismo, sin embargo, el burgués es abiertamente dueño de los medios y el proletario no tiene nada; no hay obligaciones, sino un contrato entre individuos o sujetos formalmente iguales que plantean sus condiciones.
c) Relaciones conflictivas. Evidentemente, en una situación tan desigual lo más lógico es que aparezcan socialistas, comunistas y anarquistas dispuestos a colgar al burgués por los cojones y hacer la revolución. El sistema económico aprende poco a poco de sus propios errores y pone a esas instituciones preexistentes a su servicio: el Estado termina por ser "democrático" para que nos creamos que el voto sirve de algo, nos proporciona determinados servicios para asegurarse de que estamos lo suficientemente bien como para no quejarnos y subvenciona a los sindicatos para asegurarse que no intentarán hacer bien su trabajo.

3) Está plagado de contradicciones
En lo que hemos visto hasta ahora, ya hay dos contradicciones evidentes dentro del sistema: pobres contra ricos y enriquecimiento constante en un mundo de posibilidades finitas.
Explicaré un poco más esta última contradicción antes de seguir:
-Pensemos en una mercancía cualquiera. Un boli BIC, por ejemplo. Ese boli vale 1€. Da igual que en un chino de Lavapiés de lo vendan a 75 céntimos y en una papelería del Barrio de Salamanca a 1'25€, porque el resultado es que al final eso vale 1 lerel. Las oscilaciones de precios son normales, pero la realidad subyacente es que los valores son estables porque durante períodos muy largos de tiempo te cuesta lo mismo hacer un boli BIC te llames Ricardo, Carlos o Juan.
-De acuerdo, estamos metidos en el negocio de bolis BIC. Y tenemos una fábrica. Y fabricamos 100 bolis bic al día que vendemos, más allá de las oscilaciones de precio, a 100€. ¿De dónde sale la ganancia? Pues de que materiales, máquinas, gasto de energía y sueldos de los trabajadores nos cuestan 75€; los 25€ que quedan, para nosotros, que de algún lado tendremos que sacar el dinero para comer. No es ni bueno ni malo, sino una hijoputez, pero ahora no estamos con eso.
-El sueldo del trabajador no equivale al valor de las mercancías que ha producido sino que es lo justo y necesario para permitir que vuelva a trabajar al día siguiente. La diferencia entre lo que el empresario gana con la venta descontando los gastos habituales y el sueldo se llama plusvalor; eso es lo que permite el crecimiento del sistema. ¿En qué se traduce eso? En que no importa producir bolígrafos, camisas, zapatos, ordenadores, coches, cepillos de dientes o bombas; lo fundamental es que al final de la jugada paguemos al trabajador menos de lo que merecería para obtener de ello un beneficio. En resumen: el capitalismo, en realidad, sólo produce una resta llamada plusvalor y que implica beneficio para el burgués y explotación para el proletario.
-Volvamos a nuestro ejemplo: El caso es que no somos los únicos que fabricamos bolis. Y resulta que los cabrones de PILOT venden unos bolígrafos con goma para no joder los dedos por el mismo precio pero sólo gastan 60€. Así que tienen 15 pavos más que, como son cristianos convencidos y sinceros, no se gastan en sexo y drogas, sino en contactar con el gobierno taiwanés para mover allí su fábrica y con una empresa japonesa de microelectrónica que les va a poner un micrófono y algo de memoria para que el micro grabe el sonido de la clase. Si no queremos ir al paro, tenemos que ponernos las pilas.
-Dejando aparte lo de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, que es un caos mental lleno de formulitas que sería casi imposible explicar aquí, nos encontramos con que hay miles y miles de personas que en un montón de campos económicos distintos compiten por crecer económicamente porque es la única forma de no irse a la mierda; pero claro, quienes tienen que comprar tus productos no son sólo tus trabajadores, sino los trabajadores de las empresas a las que machacas, asi que si todas las demás quiebran no vas a tener compradores y quebrarás también. Eso por no hablar de las fuentes de energía y de materias primas finitas y actualmente situadas en niveles críticos ni de la contaminación que está mandando al planeta a tomar por el ojete.
Bueno, volvamos a las contradicciones. Resulta que tenemos ricos y pobres, un crecimiento que idealmente debería ser cada vez mayor en un mundo con posibilidades y recursos finitos, también una contradicción entre las utilidades particulares que cada uno da a cada cosa que compra y por otra la condición general de mercancía que iguala a todos los objetos como susceptibles de compra y venta, la contradicción entre el individuo como actor económico que busca su propio beneficio y como ciudadano miembro de un conjunto social al que debería preocuparle el bien común...
General e individual, concreto y abstrato, moral y pragmatismo... Estas contradicciones existen siempre, pero aquí son inherentes al sistema y sólo pueden ser disimuladas o sometidas durante un tiempo mediante el ejercicio de una brutal violencia social.

4) Conclusión de todo esto
La conclusión es simple: para plantear el debate en sus justos términos hay que dejarse de gilipolleces con lo de "la crisis". El capitalismo ES crisis. Y esta crisis es, de momento y para entendernos, uno de esos momentos difíciles en los que se hace visible que vivimos en un mundo de locos.
No nos debe extrañar el paro, ni el hambre en el Tercer Mundo, ni la subida del precio del pan, ni la II Guerra Mundial, ni la brutalidad israelí en Gaza. Todo, en el fondo, es lo mismo: plusvalor. Y tenernos a todos currando para nada con la única intención de obtener esa mierda, claro.

5) ¿Qué leer para completar este tostón?
Dejar de pensar, de Carlos Fernández Liria y Santiago Alba Rico.

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