Pues sí, aunque parezca imposible cuando uno abre el libro por la primera página, La Odisea puede leerse y, además, sin realizar demasiado esfuerzo. Pero no es mi intención hablar de lo maravilloso que es Homero, de lo bonita que es la épica, de lo meritorio que resulta escribir algo así ya en el siglo VIII a.C. ni nada que suene a "elogio", no. Aunque me costará (y ya me ha costado) críticas, sermones y discusiones, lo que quiero decir es que me ha defraudado profundamente. Me explico:
Uno, que abre el libro habiendo estudiado algo acerca de su estructura y su argumento, lee las primeras páginas sabiendo que la acción comienza "a mitad de la movida" (in media res) así que no le sorprende ver a un Telémaco, ya mayorcete, que se enfrenta a los pretendientes de su mami y se marcha en busca de noticias de su desaparecido papá. No se puede decir que sea entretenido (no hay más que banquetes, ofrendas a los dioses y una digresión acerca de la muerte de Agamenón), pero se lee bien aunque sólo sea porque estás ansioso de llegar al Canto VIII y que te hablen de Ulises. Entonces suenan los redobles de tambor que auguran la decepción (trrrrr...) porque el Canto IX cuenta, básicamente, el episodio en la cueva de Polifemo; el X lo sucedido con el dios Eolo y con Circe; el XI narra el descenso al Hades que debe realizar el héroe antes de seguir su viaje; y en el XII cuenta, en dos patadas, el episodio de las sirenas, el de Escila y Caribdis y el de las vacas del dios Hiperión. Y esa es la decepción, que del canto XIII al XXIV (casi la segunda mitad del libro) vuelve a ser el mismo rollo patatero que el principio (salvando, y menos mal, los cantos XXI y XXII, en los que se narra la venganza de Ulises).
Mi pregunta es: ¿por qué se da tantísima importancia a episodios como, por ejemplo, el de las sirenas cuando no ocupa más que un par de páginas dentro de la obra? Uno lee esperando una preciosa descripción del canto de las sirenas o de cómo Ulises lucha por resistir la tentación y sus hombres le atan más fuerte al mástil del barco y, en cambio, se encuentra dos míseros párrafos en los que narra la acción prácticamente igual que como Tiresias lo predice unas páginas antes.
Por favor, no engañen a la gente con esas cosas; llegará un día (si hay suerte y aún queda esperanza) en que las generaciones que aún no lo han hecho leerán La Odisea y, como yo, quedarán decepcionados por culpa de habladurías que, aunque puedan hacer que despierte el deseo de leer tal obra maestra, al final sólo destrozan su imagen.
Uno, que abre el libro habiendo estudiado algo acerca de su estructura y su argumento, lee las primeras páginas sabiendo que la acción comienza "a mitad de la movida" (in media res) así que no le sorprende ver a un Telémaco, ya mayorcete, que se enfrenta a los pretendientes de su mami y se marcha en busca de noticias de su desaparecido papá. No se puede decir que sea entretenido (no hay más que banquetes, ofrendas a los dioses y una digresión acerca de la muerte de Agamenón), pero se lee bien aunque sólo sea porque estás ansioso de llegar al Canto VIII y que te hablen de Ulises. Entonces suenan los redobles de tambor que auguran la decepción (trrrrr...) porque el Canto IX cuenta, básicamente, el episodio en la cueva de Polifemo; el X lo sucedido con el dios Eolo y con Circe; el XI narra el descenso al Hades que debe realizar el héroe antes de seguir su viaje; y en el XII cuenta, en dos patadas, el episodio de las sirenas, el de Escila y Caribdis y el de las vacas del dios Hiperión. Y esa es la decepción, que del canto XIII al XXIV (casi la segunda mitad del libro) vuelve a ser el mismo rollo patatero que el principio (salvando, y menos mal, los cantos XXI y XXII, en los que se narra la venganza de Ulises).
Mi pregunta es: ¿por qué se da tantísima importancia a episodios como, por ejemplo, el de las sirenas cuando no ocupa más que un par de páginas dentro de la obra? Uno lee esperando una preciosa descripción del canto de las sirenas o de cómo Ulises lucha por resistir la tentación y sus hombres le atan más fuerte al mástil del barco y, en cambio, se encuentra dos míseros párrafos en los que narra la acción prácticamente igual que como Tiresias lo predice unas páginas antes.
Por favor, no engañen a la gente con esas cosas; llegará un día (si hay suerte y aún queda esperanza) en que las generaciones que aún no lo han hecho leerán La Odisea y, como yo, quedarán decepcionados por culpa de habladurías que, aunque puedan hacer que despierte el deseo de leer tal obra maestra, al final sólo destrozan su imagen.
2 comentarios:
Homero no compuso la odisea, es un poema oral creado para ser recitado. Homero es sólo el transcriptor (que ya no es poco)
Por supuesto, Efrén. Eso ya lo sabía.
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