Buscándole a Shakespeare un doble sentido

MACBETH:

-Jamás he visto un día tan hermoso y cruel

(W. Shakespeare, Macbeth; Acto I, Escena III)

Filólogos y estudiosos del teatro shakespiriano han afirmado que esta frase sólo sirve de introducción, a través de la aparente contradicción, al mundo siniestro y extraño de las tres brujas; vale, muy bonito. Pero, ¿qué pasa si utilizamos la frase en nuestro contexto, en cada uno de los días de nuestra vida?, ¿no es cada día para nosotros, habitantes del primer mundo, hermoso y cruel al mismo tiempo? (eso sólo si somos conscientes del mundo en que vivimos, claro).

Mientras nosotros nos levantamos cada mañana y tenemos ordenador, mp3, agua caliente y potable, televisión, prendas y prendas de ropa carísima que nunca usamos, coches, trenes, cines... En fin, cientos de cosas en las que gastamos recursos naturales y que requieren muchísima energía tanto para ser creadas y como para ser utilizadas. Mientras, digo, la inmensa mayoría del planeta vive en la más absoluta miseria careciendo de cosas que para nosotros resultan básicas pero que, para ellos, son grandes lujos. Lo jodido es cuando llega alguien y te dice: "Todo eso es culpa nuesta: hay ricos porque hay pobres"; entonces uno deja de pensar en lo bonita que puede ser tu vida cada mañana y empieza a darse cuenta de lo cruel que es el mundo y de lo crueles que debemos parecer. Resumiendo: Shakespeare dio, a través de Macbeth, en el clavo.

Ahora alguno dirá: "Éste va por ahí diciendo estas cosas pero es el primero que no estaría dispuesto a abandonar la mitad de las cosas que tiene", y es muy posible que lleve razón (aunque confío en mi capacidad para vivir sin lujos si ello realmente significase un mundo mejor para todos); pero puede que el saberlo nos vuelva conscientes de la situación y eso ya sería un buen paso porque, en este mundo, uno debe pedir lo imposible si quiere conseguir algo. Un tipo, al que no sé muy bien si aprecio o aborrezco, me dijo hace algún tiempo: "Encuentra la forma de cambiar el mundo y conseguirás cambiar tu barrio"; lamentablemente, parece tener razón.