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2/9/10

Erasmus en Estambul (2)

*Continuación del día 2 de Septiembre*

Son las ocho de la noche y llevo todo el día entrando y saliendo del hostal para hacer diferentes cosas (la más importante, ver pisos). Esta mañana estuve resolviendo algunas cosas en el hostal a través de internet y luego salí a dar un paseo, comprar una tarjeta SIM para el teléfono (en principio la que compré el año pasado ha quedado anulada por falta de uso), y a comer. Finalmente el asunto con la tarjeta es un poco más complicado porque, aunque yo pensaba que era una leyenda urbana, resulta que es necesario registrar los teléfonos extranjeros pasado un tiempo de uso (para evitar atentados terroristas). Lo que sí es una leyenda urbana es que eso sea difícil de hacer; según la chica del hostal no lo es, te cobran 5TL (dos leuros y medio) y punto. Mañana registraré los dos teléfonos y podré usar el otro.
En cuanto a la comida, he encontrado un restaurante cuco cerca del hostal (y más o menos lejos de los turistas) donde sólo comen turcos. La comida estaba rica, de manera que por un plato contundente, pan a cascoporro, té y un ayran me han cobrado 7TL (o sea 3'50 leuros). Después de comer, como al camarero le he caído bien, le he preguntado por la calle del piso que iba a ver por la tarde. El tipo no tenía ni idea y se ha recorrido toda la calle del restaurante para buscar a alguien que lo conociera. A todo esto, la conversación ha sido exclusivamente en turco, teniendo que explicar, además, que el "gringo" escrito entre paréntesis no era parte de la dirección, sino una forma de decir "amerikan". Total, que finalmente han sabido indicarme, y, entonces: he vuelto al hostal a preparar las cosas, luego he ido a ver si era capaz de encontrar el sitio, he vuelto al hostal, he intentado contactar con otros propietarios de pisos y he vuelto para la cita.
Vedat bey, el tipo empleado por el gringo para enseñar los pisos, ha llegado media hora tarde. Entretanto, he sido perfectamente atendido por los vecinos del barrio (dos señores me han ofrecido sentarme en las sillas que estaban usando ellos para estar "a la fresca"), incluidos los niños (que me han dado la bienvenida con fuegos de artificio en pequeña escala -es decir, lanzándome un petardo de categoría-). Vedat bey me ha enseñado dos pisos, ambos sótanos, aunque no están mal para ser tal cosa, y baratos, así que los conservamos de momento como última opción.
Después por la tarde he visto otro más (esta vez un ático; caro, pero recién renovado y bonito), que tampoco ha estado mal. Mañana veo otro más y tengo pendiente que me contesten otros dos propietarios.
Con un poco de suerte, todo estará resuelto para el fin de semana y el lunes podré empezar una progresiva mudanza...

Hablando de otras cosas, he contactado con Necat, que estará de vuelta en Estambul para el fin de semana (ahora está guiando a un grupo por el centro del país), así que posiblemente nos veremos la semana que viene. No sé nada, sin embargo, de Rümeysa. Y la verdad es que no he intentado contactar con nadie más (ni mis antiguos compañeros de piso -les escribiré más tarde, cuando lo de mi piso esté resuelto-, ni con Olga -sé que está en Rusia temporalmente-, ni con Erdem -un amigo de Olga-, ni con Canan -una turca que ha estado este curso de Erasmus en mi facultad; intentaré verla también a partir de la semana que viene-).

*Contador antiamnesia. Golpes totales dados contra el techo de la habitación: 3.

Me despido con otro momento musical, cortesía de mi hermanito y su habilidad para encontrar en internet lo más bizarro.


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