Buenas noches/Good night/Iyi geceler. Con el fin del tour esta mañana desaparecen los idiomas y quedamos, solos, la ciudad (el país, incluso) y yo. Con una resaca del carajo por culpa del “último raki” (léase en plural), habiendo dormido unas 4 horas, y rodeado de niños coreanos tocahuevos (los tres que David y yo teníamos detrás, de hecho, habían desarrollado como hobby aporrear constantemente nuestros sillones), paso un viaje infernal, insoportable, interminable y sin poder echar una mísera cabezada. Después llegar al hotel, comer algo, y nos vamos de paseo a Ortaköy el Dr. Malcolm, David, Olga y un investigador de la Universidad de Istanbul (amigo de Olga) que es algo así como la joven mente brillante de la historiografía turca (centrándose fundamentalmente en las relaciones turco-soviéticas durante el gobierno de Atatürk y en la cuestión armenia). También están en el hotel (porque su vuelo sale mañana) Carmen, James, Arbella (la yanqui que no habla, por eso no la he mencionado hasta ahora) y las dos chicas noruegas (Therese, que es la que sabe castellano, y Careli, que es la chilena hija de refugiados políticos -y que también sabe castellano, claro-).
Las despedidas son siempre jodidas, así que supongo que os imagináis la llorera, las promesas (parcialmente factibles) de volver a vernos, y el infinito intercambio de correos electrónicos, números de teléfono y direcciones postales. En cualquier caso, cuando uno consuela al mismo tiempo a una rusa adorable (Olga) y a una francesa de pasaporte pero alemana de corazón (Emilie), no tiene demasiadas oportunidades de lamentarse...
Después de Ortaköy, ha comenzado mi primera aventura solitaria atravesando el centro de una punta a otra (desde Ortaköy a Taksim en autobús) para ver a Müge, amiga de segundo grado (amiga, pues, de una amiga) que ha sido el contacto clave para encontrar mi piso. ¡Y menuda hazaña! No he contado nada hasta ahora para no preocuparos con mi propia incertidumbre, pero ahora que todo está solucionado puedo dar los detalles del vaivén de estos días. Cuando comencé el viaje mi idea era quedarme en el piso que compartían Müge y un amigo suyo, y a mediados de esta semana Müge me envió un correo contándome que había discutido con su compañero de piso y que se marchaba, así que estaríamos él y yo. No es que me gustara la idea de formar parte de una tensa discusión entre compañeros de piso, pero teniendo en cuenta que Müge sabe castellano tampoco me parecía mal evitar su presencia contínua (cuanto menos castellano/inglés emplee, mejor). Pero entonces, ayer, después de haber hablado por correo con el tipo dueño del piso (ese enfadado con Müge) y de supuestamente haber confirmado mi llegada, resulta que el menda decide que yo no puedo ir al piso (!); que se va de vacaciones en agosto y no me quiere dejar en su casa sin conocerme. Aunque el muy gilipollas podría haber pensado eso antes y haberme dicho desde el principio que no, como dice el Dr. Malcolm “shit happens”, así que no merece la pena dedicarle más tiempo. Pero la cuestión es importante: ¿y qué hago yo ahora? Pues Müge, muy amablemente, se ha encargado de hacer una búsqueda rápida entre los pisos de sus amigos y me ha encontrado en un tiempo record 3 opciones, y yo he elegido la que he considerado mejor: es un piso más céntrico (a menos de 5 minutos andando de Taksim), por el mismo dinero, donde viven dos turcos (uno es traductor y el otro igeniero de vena artística y actividad indeterminada; ninguno de los dos habla nuestro idioma). Un dato importante es que hay WiFi en la casa, así que estaré comunicado.
Otras cosas de hoy:
·Por cuestiones de economía y ahorro, he comprado un móvil de segundísima mano (un Nokia del año del catapún con pantalla en blanco y negro) y una tarjeta de prepago de la compañía turca. Para las llamadas internas resulta mucho más barato.
·Está decidido que me marcho a Kayseri en autobús (parece que lo mejor es pegarse el chute de 13 horas de autobús por la noche) y, aunque aún tengo que hablar con Mehmet y sacar el billete, creo que iré de jueves a jueves o algo parecido.
·Mañana voy a comer con Olga y el historiador en la Universidad de Istanbul. Supongo que me enseñarán los edificios (es la universidad más antigua), que tal vez me presentarán a algún otro genio académico, y el historiador (que también se llama Mehmet, por cierto) me ha prometido hoy que mañana me dará un ejemplar de cada uno de los libros que actualmente están traducidos al inglés (ya que el turco todavía no es lo mío).
Mañana, pues, levantarme tarde (dormir, necesito dormir), desayunar en el hotel, ir al piso, y luego una nueva sesión de Istanbul vs. yo (la verdad es que hoy ha resultado un tanto agobiante: mucha gente, distancias enormes, mi turco primitivo...; pero he venido precisamente a vivir eso, así que no me quejo).
Ocho y diez horas en Istanbul, una hora menos en la piel de toro, y acabo de llegar a mi piso desde que salí por la mañana después de dejar mis cosas. La verdad es que el día de hoy ha sido muy parecido al de ayer: el Dr. Malcolm y yo nos hemos convertido en la mejor compañía para Olga en su último día en Istanbul. Hemos visitado a Mehmet (el investigador), hemos comprado unos libros que Olga necesitaba en una librería/editorial especializada, hemos visto a un amigo del marido de Olga, y luego el Dr. Malcolm se ha ido hacia su casa y Mehmet, Olga y yo nos hemos venido en coche hasta Taksim, donde Olga y yo nos hemos despedido.
Ahora sí que estoy “solo”, aunque el Dr. Malcolm y yo nos veremos más veces y además están Haydar y los contactos que Olga me ha proporcionado (Mehmet incluido).
Una cosa curiosa que ha sucedido hoy (y lo aviso por si acaso) es que un tipo de un canal de televisión turco que emite en 4 idiomas (inglés, ruso, turco y árabe; varía según las horas) nos ha hecho una minientrevista (en inglés) acerca de nosotros y Turquía; se supone que tendrá que ser emitido en una o dos semanas y que se puede ver en interné, pero nos ha dicho que le escribamos un emilio para que nos lo confirme.
Por lo demás, creo que mi aventura de hoy ha terminado, porque la verdad es que estoy un poco cansado y además ayer debí comer o beber algo que no debía y tengo ahora mismo el estómago hecho un asco. Si a eso le añadimos que, como me estaba muriendo de hambre, he comido un poco de arroz (y me temo que no ha funcionado), creo que lo que queda de hoy y una buena parte de mañana será para tomarlo como período de relax y recuperación antes de marcharme a Kayseri. En cualquier caso tengo reservas de agua mineral para no deshidratarme y hay suficientes tiendas alrededor como para cocerme mañana un arroz blanco o algo parecido.
La otra cosa que haré mañana será llamar a Mehmet (el de Kayseri) para quedar con él definitivamente.
Saludos desde Istanbul (y nuevas fotos) para todos.
Las despedidas son siempre jodidas, así que supongo que os imagináis la llorera, las promesas (parcialmente factibles) de volver a vernos, y el infinito intercambio de correos electrónicos, números de teléfono y direcciones postales. En cualquier caso, cuando uno consuela al mismo tiempo a una rusa adorable (Olga) y a una francesa de pasaporte pero alemana de corazón (Emilie), no tiene demasiadas oportunidades de lamentarse...
Después de Ortaköy, ha comenzado mi primera aventura solitaria atravesando el centro de una punta a otra (desde Ortaköy a Taksim en autobús) para ver a Müge, amiga de segundo grado (amiga, pues, de una amiga) que ha sido el contacto clave para encontrar mi piso. ¡Y menuda hazaña! No he contado nada hasta ahora para no preocuparos con mi propia incertidumbre, pero ahora que todo está solucionado puedo dar los detalles del vaivén de estos días. Cuando comencé el viaje mi idea era quedarme en el piso que compartían Müge y un amigo suyo, y a mediados de esta semana Müge me envió un correo contándome que había discutido con su compañero de piso y que se marchaba, así que estaríamos él y yo. No es que me gustara la idea de formar parte de una tensa discusión entre compañeros de piso, pero teniendo en cuenta que Müge sabe castellano tampoco me parecía mal evitar su presencia contínua (cuanto menos castellano/inglés emplee, mejor). Pero entonces, ayer, después de haber hablado por correo con el tipo dueño del piso (ese enfadado con Müge) y de supuestamente haber confirmado mi llegada, resulta que el menda decide que yo no puedo ir al piso (!); que se va de vacaciones en agosto y no me quiere dejar en su casa sin conocerme. Aunque el muy gilipollas podría haber pensado eso antes y haberme dicho desde el principio que no, como dice el Dr. Malcolm “shit happens”, así que no merece la pena dedicarle más tiempo. Pero la cuestión es importante: ¿y qué hago yo ahora? Pues Müge, muy amablemente, se ha encargado de hacer una búsqueda rápida entre los pisos de sus amigos y me ha encontrado en un tiempo record 3 opciones, y yo he elegido la que he considerado mejor: es un piso más céntrico (a menos de 5 minutos andando de Taksim), por el mismo dinero, donde viven dos turcos (uno es traductor y el otro igeniero de vena artística y actividad indeterminada; ninguno de los dos habla nuestro idioma). Un dato importante es que hay WiFi en la casa, así que estaré comunicado.
Otras cosas de hoy:
·Por cuestiones de economía y ahorro, he comprado un móvil de segundísima mano (un Nokia del año del catapún con pantalla en blanco y negro) y una tarjeta de prepago de la compañía turca. Para las llamadas internas resulta mucho más barato.
·Está decidido que me marcho a Kayseri en autobús (parece que lo mejor es pegarse el chute de 13 horas de autobús por la noche) y, aunque aún tengo que hablar con Mehmet y sacar el billete, creo que iré de jueves a jueves o algo parecido.
·Mañana voy a comer con Olga y el historiador en la Universidad de Istanbul. Supongo que me enseñarán los edificios (es la universidad más antigua), que tal vez me presentarán a algún otro genio académico, y el historiador (que también se llama Mehmet, por cierto) me ha prometido hoy que mañana me dará un ejemplar de cada uno de los libros que actualmente están traducidos al inglés (ya que el turco todavía no es lo mío).
Mañana, pues, levantarme tarde (dormir, necesito dormir), desayunar en el hotel, ir al piso, y luego una nueva sesión de Istanbul vs. yo (la verdad es que hoy ha resultado un tanto agobiante: mucha gente, distancias enormes, mi turco primitivo...; pero he venido precisamente a vivir eso, así que no me quejo).
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Ocho y diez horas en Istanbul, una hora menos en la piel de toro, y acabo de llegar a mi piso desde que salí por la mañana después de dejar mis cosas. La verdad es que el día de hoy ha sido muy parecido al de ayer: el Dr. Malcolm y yo nos hemos convertido en la mejor compañía para Olga en su último día en Istanbul. Hemos visitado a Mehmet (el investigador), hemos comprado unos libros que Olga necesitaba en una librería/editorial especializada, hemos visto a un amigo del marido de Olga, y luego el Dr. Malcolm se ha ido hacia su casa y Mehmet, Olga y yo nos hemos venido en coche hasta Taksim, donde Olga y yo nos hemos despedido.
Ahora sí que estoy “solo”, aunque el Dr. Malcolm y yo nos veremos más veces y además están Haydar y los contactos que Olga me ha proporcionado (Mehmet incluido).
Una cosa curiosa que ha sucedido hoy (y lo aviso por si acaso) es que un tipo de un canal de televisión turco que emite en 4 idiomas (inglés, ruso, turco y árabe; varía según las horas) nos ha hecho una minientrevista (en inglés) acerca de nosotros y Turquía; se supone que tendrá que ser emitido en una o dos semanas y que se puede ver en interné, pero nos ha dicho que le escribamos un emilio para que nos lo confirme.
Por lo demás, creo que mi aventura de hoy ha terminado, porque la verdad es que estoy un poco cansado y además ayer debí comer o beber algo que no debía y tengo ahora mismo el estómago hecho un asco. Si a eso le añadimos que, como me estaba muriendo de hambre, he comido un poco de arroz (y me temo que no ha funcionado), creo que lo que queda de hoy y una buena parte de mañana será para tomarlo como período de relax y recuperación antes de marcharme a Kayseri. En cualquier caso tengo reservas de agua mineral para no deshidratarme y hay suficientes tiendas alrededor como para cocerme mañana un arroz blanco o algo parecido.
La otra cosa que haré mañana será llamar a Mehmet (el de Kayseri) para quedar con él definitivamente.
Saludos desde Istanbul (y nuevas fotos) para todos.
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