Turquía (2009) *4*

Soy muy rápido porque tengo apenas 5 minutos para contar esto: el internet no funcionaba ayer y no pude escribir, así que hoy os contaré lo que hicimos ayer (el teatro de Aspendos, las ruinas una ciudad griega (no he sido capaz de recordar ni encontrar el nombre), la cueva de Damlatas y el castillo de Alanya), lo que se supone que no hicimos (tequila y música con Olga, Emilie y Dr. Malcolm) y por supuesto el viaje de hoy, que ha salido estupendamente.

Van es un sitio intrigante; esta noche los detalles (no los privados, Cristian, esos con cervezas y a mi vuelta).

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Bueno, ahora que tengo media hora libre antes de que empiece la conferencia de Kemal Çiçek (creo que va a ser sobre los problemas turco-armenios, así que Olga estará encantada de escuchar a un colega experto en la misma materia), os cuento con un poco más de detalle.
El teatro de Aspendos es eso, un teatro romano, cojonudo, con una scena sorprendente y donde la acústica no es buena sino mucho más que eso (hicimos el típico experimento de lanzar una moneda al suelo desde la scena y se escuchaba en lo más alto de las gradas). La ciudad es acojonante, aunque la vimos poco tiempo por culpa del sol de las 4 de la tarde (pero principalmente de determinados especímenes que provienen del otro lado del Atlántico y que prefieren bañarse en el Mediterráneo que respirar los aires del pasado); en cualquier caso el templo de Apolo es un pasote y tengo fotos que lo demuestran (las pondré esta noche, porque de nuevo voy a copiar las de Olga). La cueva, cómo no, asombrosa, aunque uno se queda con las ganas de ver una como cinco veces más grande que hay en otro lugar de Turquía; y, finalmente, el castillo de Alanya tenía como virtud las sorprendentes vistas de los acantilados mediterráneos que le dejan a uno boquiabierto.
En cuanto a esos tequilas que no bebimos, ya os he dicho quienes no estuvimos en la habitación de Olga, aunque puedo añadir que me acosté a las 4 de la madrugada y que Emilie se hubiera ido sin zapatos de no ser porque yo se lo recordé (y quién sabe dónde habría terminado si no llego a acompañarla a su habitación, porque me ha dicho que esta mañana seguía borracha). Eso que no hicimos no tiene ninguna relevancia excepto porque descubrí, de repente, que Olga, con 23 años, está casada desde hace 2 con un turco (?!).
Eso, ya lo he dicho, fue ayer.

Hoy. Pues la verdad es que poca cosa hay que contar. Hemos pasado la mitad del día en el aeropuerto y la otra mitad en este sitio llamado Van. Por lo que he visto de momento de esta ciudad/pueblo/lo que sea, se trata de una larguísima carretera (que mucho me temo que es la via principal de comunicación por tierra entre Irán y Turquía) a cuyos lados han crecido bloques de viviendas, gasolineras y restaurantes. Es como un pelotazo inmobiliario en mitad de la nada cuya construcción aún no ha finalizado. Sin embargo, por lo que vi en su momento en GoogleEarth quiero pensar que esto es así porque estamos en las afueras, y que hay una ciudad de verdad llamada Van en algún sitio cercano.
En cualquier caso, el paisaje me parece maravilloso: montañoso, árido, con poca vegetación, pero con un enorme lago, una luz agradable, menos calor que en Antalya pero buenas temperaturas... Haré fotos mañana, aunque no sé cuándo aparecerán colgadas.