La tarde del 11 de Junio Mr.Weather estaba furioso. Tanto que, saltando la barrera del cuarenta de Mayo, hizo que una vastísima legión de sus gotas de agua golpeara sin tregua las calles de la ciudad. Luego recordó que había un concierto de jazz y declaró una tregua.
11 de junio, pues. Ocho y media de la tarde. Cielo nublado, suelo mojado. La Canal Street Jazz Band sube al escenario que, para la celebración del IV Festival de Jazz, el Ayuntamiento de Móstoles ha montado en la Plaza de los Pájaros (detrás del Teatro del Bosque). Y comienza la música.
Piano, batería, contrabajo, trompeta y trombón/voz. Una hora de calidad musical incuestionable y buen espectáculo (no se ve todos los días un trombón tocado con el pie). Clásicos temas del New Orleans’ jazz como Tiger rag o Jazz me blues, versiones muy bien tocadas de When the Saints go marchin’ in y de What a wonderfull world, una divertidísima adaptación jazzera de La verbena de la paloma, y algunas otras canciones fueron el repertorio.
Pienso que el jazz de Nueva Orleáns sólo se puede tocar bien. Si no está bien tocado, no es jazz de Nueva Orleáns. Y la Canal Street Jazz Band toca jazz de Nueva Orleáns.
Dijo el grandísimo Boris Vian que “hay sólo dos cosas [que merezcan la pena]: el amor, en todas sus manifestaciones, con mujeres hermosas, y la música de Nueva Orleáns o de Duke Ellington. El resto debería desaparecer, porque el resto es feo”. La Canal Street Jazz Band es hermosa; no tiene de qué preocuparse.
11 de junio, pues. Ocho y media de la tarde. Cielo nublado, suelo mojado. La Canal Street Jazz Band sube al escenario que, para la celebración del IV Festival de Jazz, el Ayuntamiento de Móstoles ha montado en la Plaza de los Pájaros (detrás del Teatro del Bosque). Y comienza la música.
Piano, batería, contrabajo, trompeta y trombón/voz. Una hora de calidad musical incuestionable y buen espectáculo (no se ve todos los días un trombón tocado con el pie). Clásicos temas del New Orleans’ jazz como Tiger rag o Jazz me blues, versiones muy bien tocadas de When the Saints go marchin’ in y de What a wonderfull world, una divertidísima adaptación jazzera de La verbena de la paloma, y algunas otras canciones fueron el repertorio.
Pienso que el jazz de Nueva Orleáns sólo se puede tocar bien. Si no está bien tocado, no es jazz de Nueva Orleáns. Y la Canal Street Jazz Band toca jazz de Nueva Orleáns.
Dijo el grandísimo Boris Vian que “hay sólo dos cosas [que merezcan la pena]: el amor, en todas sus manifestaciones, con mujeres hermosas, y la música de Nueva Orleáns o de Duke Ellington. El resto debería desaparecer, porque el resto es feo”. La Canal Street Jazz Band es hermosa; no tiene de qué preocuparse.
8 comentarios:
Sin música la vida sería un error.
Lo siento, Marcos, por borrar tu comentario, debiste recordar (debí recordarte) que soy el paranoico de la Troika y no quiero que aparezca mi nombre...
Define feo y define desaparecer :P (efectos colateráles de los exámenes..)
No te preocupes Marcos, no eres el primero al que se le borra un comentario ¬¬
xD
Ok, "Oruga azul", borra el nombre para la próxima vez. De todas formas contestame en mi blog diciéndome que te parece la idea.
Un saludo desde los servicios secretos:
Marcos.
No se pueden editar los comentarios de otros; si se pudiera hubiera eliminado el nombre y punto.
La idea bien, claro; precisamente es antieuropea por anticapitalista, ¿no?
Simplemente es por tocar las narices, pero odio la ventanita de publicidad que se abre siempre que me meto en tu blog. La odio!!!
(y ya sabes cuánto odio esa palabra xD)
A mí también se me abre una ventana en mi blog, y ni más ni menos que suena el himno del Real Madrid, hay que joderse. Espero que un día desaparecerá. El Real Madrid, claro.
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