Fue una rata adorable (aunque las dos palabras no parezcan compatibles), que siempre tuvo conmigo la mejor relación mascota-dueño; sabía que yo la alimentaba, que yo limpiaba su jaula, que yo la sacaba a dar paseos... Ya no. Está claro que, sea cual sea la causa de su muerte, yo tengo algo que ver; sólo espero que no sufriera (parece que murió mientras dormía).
Adiós, entrañable roedor; siempre estarás conmigo (con nosotros) aquí, en este blog que, en parte, tú inspiraste.
2 comentarios:
O sea, compa Oruga Azul, que lo de Ratatouille es una burda secuela, que ya hubo ratas insignes ocupando espacios ilustres antes de que la de Pixar se llevara toda la atención y el protagonismo. Injusto el mundo este (y mi más sentido pésame...).
Un abrazo.
Sí, Manuel; de hecho, vi el anuncio en el cine la semana pasada y, nada más ver a la rata, pensé "Musita". Nah, lo peor es que me siento culpable...
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