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3/6/09

Me siento viejo

Tiene gracia que escriba yo, el más joven (creo) de los integrantes de la red bloguera que me atrevo a decir que configuramos, este título. Llevo, en cualquier caso, bastante tiempo teniendo esa sensación latente (¿será la "famosa" crisis de los 20?), y hoy, al ver esta imagen, me he sentido abofeteado:

Me ha costado tiempo, incluso, el darme cuenta de que son, ni más ni menos, que Popeye y Olivia. Hace mucho que no veo la televisión en el horario infantil, pero en cualquier caso me atrevo a decir que pasó la "Era Popeye", igual que yo pertenecí (con alguna excepción que he visto en el metro) a la última generación que llevó rodilleras en el chandal o a la última (o casi) que tuvo que pelearse con el MS-DOS o los disquetes, o descubrir las maravillas del Windows 3.11 o ser testigo del paso del Walkman al Discman y del Discman al Mp3 y del Mp3 a los iPod (o cualquiera de estos cacharritos que también te ponen vídeo o te permiten jugar a un solitario). También cuento con la batallita de la evolución del ladrillazo de Ericson con menos calidad visual que una GameBoy al iPhone, o con la de la propia GameBoy a la GameBoy colour, luego la Advance y ahora esa que ya no sé ni cómo se llama; o la del salto de la SegaSaturn a la Play Station (la 1, la 2 y la 3) o la Wii o la X-Box.
La mayoría de esos saltos se han producido en menos tiempo del que ha durado mi propia adolescencia, así que me diréis si es o no como para sentirse como un puñetero abuelo batallitas. La mitad de la gente con la que trataré el resto de mi vida no sabrá qué coño es una cinta o qué sucedió con el VHS y el Beta. Además, este tipo de cambios ya le hacen a uno sentir como si incluso los pendrive (que en unos cuantos centímetros cúbicos albergan el equivalente a bibliotecas enteras), tuviesen ya los días contados y fuesen a ser sustituidos, antes de que llegue a los 30, por nuevos cacharros tecnológicos con saltos cualitativos equivalentes. Incluso aunque no fuera así, es imposible que ya se hayan dado en el mundo todos los cambios que necesariamente han de derivarse de un cambio tan drástico (no digo "progreso" porque nunca se está muy seguro de eso).
Destrozando unas líneas de Góngora, digo: "¡Que se nos va la pascua, bloggers!¡Que se nos va la pascua!".

La parte bonita del asunto es que ese dibujo es obra de Gabriel Ippóliti, que, junto al guionista Diego Agrimbau, ganó el Premio Internacional de Cómic Planeta de Agostini el año pasado. Este año esperamos, Vlad y yo, tener la misma suerte que estos dos argentinos; a ver si cuela...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca se me olvidara la primera vez que vi un mp3, al cual solo le cogian 10 canciones y pense que era una mierda y una tonteria dejar el discman por uno de esos. Y bueno, no has tenido un AMSTRAD?, aun tengo cintas de juegos de ese ordenador.