AVISO IMPORTANTE

ESTE BLOG YA NO ESTÁ ACTIVO.

El autor tiene un nuevo blog en

http://fairandfoul.wordpress.com

7/4/09

Amsterdam

La maravilla de miniportátil que poseo desde Navidad, sumado a la suerte de tener WiFi en el albergue, me permite contar en tiempo real mis andanzas por el Norte de Europa. Pido disculpas de paso por mi ausencia durante este tiempo, pero no se puede hacer la revolución, atender a la Universidad y escribir aquí. E pur si muove, ya que todo va bien o, al menos, como hasta ahora.

Dicho esto, empezamos.

DIA I
Mi amadísima madre hace de taxista para Carmen y para mí, llevándonos amablemente al aeropuerto. Una vez allí, facturamos, comemos algo, y salimos puntualmente (llegando al destino bastante antes de lo previsto); nada que ver, por cierto, con las hazañas interrailosas y esas ocho horas de retraso tan estupendos que pasamos en Barajas.
Llegamos al aeropuerto, nos hacen recorrerlo de punta a punta para recoger las maletas, y cogemos el tren que idealmente debería llevarnos a Amsterdam. Y digo idealmente porque, aunque una mujer del servicio de trenes me indicó qué tren coger para llegar a la Estación Central, acabamos en Utrecht (primer fallo del día).
Media vuelta, pues, llegamos a nuestro destino real, y caminamos por una larguíiiiisima calle hasta llegar al albergue. Teníamos, idealmente, una habitación doble; idealmente, claro, porque lo que tenemos en realidad son DOS CAMAS en una habitación de SEIS PERSONAS. Alegrémonos todos, porque podría ser peor; SIEMPRE puede ser peor.
El caso es que aquí estamos, disfrutando de un tiempo relativamente bueno para este país (el sol sale, sí, pero detrás de las nubes), y preparados para hacer turismo, pillarnos oportunos ciegos, y mandaros recuerdos, queridos lectores que jamás aparecéis pero siempre estáis.
*Nota idiomática: en el tren de Utrecht a Amsterdam hay unos turcos y practico el idioma; ¡increíble!¡las cuatro horas semanales de lengua infernal sirven para algo!
*Nota tópica: suponemos que compartimos habitación con tíos; mal olor, unos calcetines sobre la lámpara de noche, un montón de porquería por los suelos y bastante desorden... Seguiremos informando cuando los conozcamos, porque de momento sólo los conocemos gracias a la mediación de sus desperdicios.

DÍA II
Nos acostamos relativamente pronto (entre las 12 y la 1), pero tenemos que levantarnos varias veces para saludar a nuestros compañeros de habitación. Os doy unas pinceladas:
1) Oliver (?). Neozelandés, jovencito, y casado con una china (!?). Ha estado cerca de un mes en Tailandia, ahora unos 10 días en Amsterdam y luego se marcha a China para conocer a su familia política. Todo un personaje.
2) Jordi, Miguel y ______. Son de Barcelona. Llevan aquí desde el domingo y se marchan el viernes. Sólo han visitado un museo (dos, si ahora consiguen entrar en la casa de Ana Frank), lo cual deja clarísimo, además de su ritmo de vida aquí y del careto que llevan, que su gran atracción turística son los coffee shops.
Ahora parece que el tiempo nos va a dar un poco la plasta, porque llueve un poquitín, pero esperemos que no sea nada grave. Nuestra intención es ver hoy los dos museos que hay sobre Rembrandt, aunque siempre podemos tener cambios de planes. Hemos desayunado y estamos preparando las cosas, así que saldremos en un rato.
***
Doce y poco de la noche. Estamos en el albergue después de un largo día de mañana lluviosa y tarde soleada en Amsterdam disfrutando de las maravillas de la bicicleta.
Efectivamente, salimos del albergue cuando hace un frío de [encogerse las] pelotas y chispea moderadamente. En tranvía llegamos hasta un lugar cerca del centro donde alquilar bicicletas decentes; alquilamos, y circulamos en bici (llegando de coña hasta el centro). Después de incansables vueltas (andando) por el Chinatown amsterdamoso y por un barrio rojo apenas madrugador (alguna moza de pechos bien puestos en algún escaparate ocasional), entramos por fin a algo turístico: la casa de Rembrandt. Resulta un paseo interesante (relativamente barato, 5'50 lereles con el carnet de estudiante), y nos permite refugiarnos de la lluvia.
Recuperamos la bicicleta, llegamos al albergue a las cuatro y algo, comemos, echamos la siesta (una hora, nada serio) y salimos de nuevo (ahora brilla el sol). Esta vez Chinatown goza de menos vida y el Barrio Rojo funciona a tope; hay variedad (mucha) en los escaparates, aunque tampoco es que nos quedemos mirando media hora cada uno.
En la plaza Dam (un lugar aparentemente centrísimo), hay una feria, y montamos en la noria para ver la ciudad iluminada desde una posición de altura (¿a que es bonico?). Luego un poco de compra compulsiva (a mí no me miréis) y, tras dar unas poquitas de vueltas) un coffee shop lleno de negros pero bastante vacío, donde hemos consumido nuestra primera dosis de ***** legal (o regularizada, más bien).
Volvemos en bici veloces como el rayo y estamos deseando descansar porque ha sido un día bastante movido. Hasta mañana pues.
*Nota política: chicos, menos "Garmendia dimisión" y más "Carril-bici Gallardón". Yo no digo nada...
*Nota gastronómica: encontramos un "Bar tapas" donde sirven "almondegas", "salada mista" y "sardinhas"; casi ná...

DÍA III
10 y cuarto de la mañana. Acabamos de desayunar y vamos a organizarnos un poquito para hacer las cosas como está mandado en vez de dar vueltas sin sentido por las mismas calles una y otra vez. Cuando hayamos hecho eso, saldremos a dar un paseo por el centro para ver a la luz del día (la de detrás de las nubes, claro) los monumentos típicos.
De momento, nada más, pero escribo para que sepáis que seguimos aquí.
***
Tuvimos problemas con Internet y ando mal de tiempo, así que cuento rápido: visitamos el NEMO (Museo de Ciencia), es entretenido y lleno de cosas para tocar aunque siempre con una lectura científica, claro. Luego comemos en el centro, hacemos una visitita al coffee shop y damos un largo paseo por el centro viendo los monumentos principales. Luego volvemos con calma aunque absolutamente machacados.
Dormimos prontito.

DÍA IV
Once menos diez. Los catalanes no se han enterado de la hora de checkout y ahora los echan con prisa porque tendrían que haberse ido hace media hora. Pobrecicos, la verdad es que podrían haberse quedado más tiempo porque son majetes.
Dentro de un rato nos iremos a ver los dos museos gordos (el Rijks*** y el Van Gogh); con calma, eso sí.
No hay novedades en nada más, así que con eso os dejo de momento.
***
Nueve y media de la noche. Estamos empapados porque, gracias al tiempo traicionero de esta ciudad, el sol resplandeciente y el clima veraniego de la mañana (como para ir en manga corta) se ha convertido en un diluvio durante la última hora. La verdad es que ha sido una pena, porque nos hemos pasado gran parte de la tarde encerrados viendo los dos museos mencionados en vez de aprovechando el buen tiempo; ha sido salir con intención de volver al albergue para luego ir a cenar, y comenzar a llover a lo bestia (sí, es verdad que se ha ido nublando durante la tarde, pero nada indicaba semejante cambio radical). Por ese motivo, parece que el plan de cenar fuera queda anulado y nos quedaremos aquí como niños buenos.
Mañana es el último día (llegamos por la noche a Barajas) así que no creo que pueda escribir demasiado. Queden estas como las últimas líneas hasta mañana cuando llegue a casita (o pasado, si quedo tan cansado como debería).
*Nota literaria: después de oír algunos fragmentos en la audioguía del Museo Van Gogh, me quedo con ganas de encontrar la correspondencia entre el pintor y su hermano; está en la tienda del museo en francés y una mocita maravillosa cuyo nombre mantengo en secreto (chan chan chaaaan) me lo ha regalado.

DÍA V
Es la una de la mañana y tengo un sueño que me muero, así que cuento por encima lo poco que hay que contar. Por la mañana madrugamos un pelín más para desayunar con tiempo suficiente como para recoger bien las cosas y dejar libre la habitación a la hora marcada por el albergue (10:30). Luego dejamos las bicicletas y paseamos (ya sin ruedas que nos alivien el esfuerzo) por el centro para que Carmen pueda hacerse con sus últimos souvenirs.
Luego volvemos al albergue en tranvía, cogemos las cosas (por fortuna, Carmen se acuerda de que se ha dejado dos cosas en la habitación y nos dejan subir a buscarlas) y con un camino a pie, en tranvía y en tren (esta vez en la dirección correcta pero la parada nos ha pillado in fraganti comiendo).
Avión con tranquilidad (aunque nos tienen que dar asientos separados por el pasillo), más de media hora esperando las maletas y vuelta a casa.
Con vuestro permiso, me voy a soñar con bicicletas; si consigo que Carmen me las pase, tendréis, como siempre, fotos aquí.

1 comentario:

Tarcel dijo...

Para cuándo volvéis????