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29/10/08

La Transición: tragar con carros, carretas y Carrillo

Leo hoy en El Mundo, en una pseudo-entrevista a Carrillo (el otro "inmortal" de nuestra España -por supuesto, su sosia es Fraga-), que al caballero no le gusta demasiado la idea de Garzón de juzgar el franquismo porque, teniendo en cuenta qué clase de jueces tendrán que tomar la decisión, lo más probable es que "el tiro salga por la culata".
Dejando aparte comentarios al respecto de la nueva acción del magnífico juez Garzón (mucho más reputado, creo que injustamente, que mi adorado Emilio Calatayud), que pueden encontrarse (creo que con un carácter más que aceptable) aquí, quiero referirme a lo que Carrillo dice inmediatamente después: dijo que no haría una crítica pública a Garzón porque "se ha hecho eco de un problema que está en la realidad española y lo ha planteado él, porque quizá quienes debían hacerlo antes no lo hicieron". Luego el hombre vuelve a un tono bastante sensato con el que no estoy en desacuerdo, pero lo cierto es que esa frasecita me toca enormemente la moral.
Todas las semanas en la universidad me cago varias veces en la transición de mierda que tuvimos en este país y que permite que, mientras en Alemania o Italia el pasado fascista está (o ha estado hasta hace poco en el segundo caso) proscrito, aquí todavía la gente se plantee defender a un gobierno genocida y en calificar como glorioso a una época tan negra de nuestra historia contemporánea.
En palabras de García-Trevijano: "Nuestra Transición [llamada un poco antes la apisonadora del Consenso] consistió en el paso dado por aquellos jefes de camarillas y partidos que, en un instante de ambición y miedo, renunciaron a sus creencias vitales, sostenidas con ahínco durante décadas, para salir sin vergüenza de la dictadura y entrar sin honor en la oligarquía. (...) La ruptura democrática se basaba en la lealtad consigo mismo y con las ideas profesadas. La reforma requería la deslealtad de todos hacia todo lo que antes habían sido en la vida pública, en la clandestina y en la privada. (...) Esa Europa indigna que había traspasado los límites inferiores de lo humano sin arrepentimiento, señalaría el camino a la Transición española. Peor que una generación criminal es la que no le exige confesión del crimen.".
Carrillo, con su silencio (y quien calla otorga), fue uno de los artífices de ese engaño (que, por otra parte, dadas las circunstancias, parecía inevitable) y uno de los responsables de que el franquismo no fuera convenientemente juzgado y condenado hace más de treinta años, permitiendo que los figurines de la política franquista a todos los niveles (desde el cacique y/o alcalde del más recóndito de los pueblos de La Mancha hasta el Fragasaurio) se perpetuaran impunemente en el poder poniendo "democracia" donde antes había "España: Una, Grande y Libre" o "Caudillo".
Debería darle vergüenza criticar como algo externo un hecho que fue en gran parte responsabilidad suya. Por otra parte, si Carrillo tuviera de eso, algo habría aparecido hace treinta años.

3 comentarios:

Corpi dijo...

TAmbién es posible que encuentren algunas cosas que a Carrillo no le gustaría que apareciesen.

Anónimo dijo...

En parte tiene razón, los hijos y nietos de esos asesinos no tienen
la culpa de lo que sus padres y/o abuelos hicieron y si se investigan los crímines de los republicanos, éstos pueden ser juzgados dos veces.
Pero vamos, tambien estoy con Corpi, si investigan a los asesinos de un bando como del otro podría salir su nombre.

Estoy de nuevo de vuelta por aqui, un saludo.

Oruga Azul dijo...

Más adelante en la entrevista dice que él no se arrepiente de nada cuando le mentan Paracuellos porque tiene muy claro que una cosa es eso y otra muy distinta cuarenta años de represión fascista, y que a las víctimas de Paracuellos (y del bando republicano en general) ya se las compensó.

El problema es que lo plantee como un asunto que otros solucionaron mal cuando, precisamente, él es uno de esos "otros" (si no el más importante como cabeza visible, "respetable" y simbólica en el momento de la izquierda española).