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9/7/08

Carta a un soldado

"Quiero ser militar", decías, a los doce años, cuando jugábamos en el parque. A los veinte lo hiciste. Y me alegré.
Queda menos de una semana para que suceda eso que he temido desde entonces. Misión en el extranjero. Afganistán. Una zona "poco peligrosa". Sé desde que te conozco que estás como una cabra; y creo que te conozco lo bastante como para saber de sobra que estoy en lo cierto. Te conozco como para considerarte, sin tú serlo (ni saberlo), mi hermano. Y ahora te vas, encantado de la vida, entre cuatro y seis meses; y sólo puedo decirte "Ten cuidado".
No puedo decirte que vas a colaborar en una intervención imperialista llevada a cabo de acuerdo con intereses políticos y económicos relacionados, con toda probabilidad, con el comercio de petróleo y gas, la situación geo-política de Israel, y el contrabando de heroína. No puedo decirte que en realidad los talibanes tienen todo el derecho del mundo a plagar las zonas que controlan de IEDs porque, sin duda, vosotros sois el enemigo invasor ante el cual deben proteger su tierra. No puedo decirte, cuando me cuentas orgulloso que no tendréis ningún problema en masacrar a guerrillas pobremente armadas con vuestros carros acorazados y vuestro armamento, que eso me parece una injusticia. No puedo decirte que no veo bien que te ofrezcas voluntario para torturar a algún cautivo, si es necesario, para obtener una información; es cruel, es ilegal y es real. Espero que no tengas que hacerlo.
No puedo decirte nada de eso; tengo que alegrarme. Alegrarme porque, con el dinero que ahorres los meses que estés fuera (que tampoco será tanto como debería), posiblemente podrás irte a vivir con tu chica. Tengo que alegrarme porque estoy deseando que pasen esos meses, que vuelvas de allí, que te cases, que tengas hijos y ser el "tito" que visite a los niños algún fin de semana. Tengo que esperar que vuelvas entero porque eres "mi hermano mayor", porque dentro de nada tendrás un sobrino al que coger en brazos, al que, algún día, enseñarás a montar en bicicleta; un sobrino con el que jugarás igual que tú y yo jugábamos. Tienes que volver para estar con tu sobrino, para hacer feliz a tu chica (y permitirla dormir tranquila), para casarte con ella, para ser padre; para que, de tarde en tarde, sigamos viéndonos igual de bien que siempre. Igual que hoy.
Vuelve pronto, sé prudente y no cometas más injusticias de las que implica que te marches.

1 comentario:

Tarcel dijo...

Yo, por mi parte, también le deseo toda la suerte que pueda llegar a tener, porque sí, está como una cabra borracha, pero es un buen hombre.