Todos tenemos en la cabeza la ímagen típica del negro de Harlem con sobredosis de oro que lleva un radiocasette ("loro") más ancho que su espalda al hombro, reventándose los oídos con Public Enemy (por poner un ejemplo).
De repente, todo el mundo vio mucho más útil el walkman, el discman y los reproductores de mp3, pero entonces un fabricante de teléfonos móviles tuvo la terrible idea de poner un altavoz bestial a un móvil con capacidad de reproducción de mp3 y entonces tenemos a un montón de gente con un loro potencial que cabe en la palma de una mano.
El problema es que ahora, de repente, todo el mundo se ha olvidado de que ES DE MALA EDUCACIÓN poner música a un volumen audible para el resto de individuos en un transporte público, y entonces entras en un vagón de tren o de metro o en un autobús y cada tres pasos tienes un gran éxito distinto. Lo curioso es que metaleros y freaks conservan las viejas costumbres, pero bakalas y aficionados al flamenkito (y en menor medida, pero también, los raperos) han decidido que su música mola tanto que no molesta a nadie; como consecuencia, no hay posibilidad de que la música que suene me agrade, sino que siempre será aborrecible por cualquier persona con un gusto musical mínimo.
Y claro, yo voy leyendo en el metro y me jode tener al lado a un latinoamericano machista """cantando""" en un idioma que, aunque teóricamente es castellano, soy incapaz de comprender, mientras suena una percusión machacona que taladra el cerebro; pero tampoco quiero parecer un gilipollas cortabolas y entonces no le digo nada al responsable de que semejante atrocidad esté llegando a mi tímpano (soy tonto, lo sé). Además, si la música me molesta es principalmente porque estoy leyendo y, como es evidente, un medio de transporte público no es una biblioteca y no puedo pedir silencio.
De repente, todo el mundo vio mucho más útil el walkman, el discman y los reproductores de mp3, pero entonces un fabricante de teléfonos móviles tuvo la terrible idea de poner un altavoz bestial a un móvil con capacidad de reproducción de mp3 y entonces tenemos a un montón de gente con un loro potencial que cabe en la palma de una mano.
El problema es que ahora, de repente, todo el mundo se ha olvidado de que ES DE MALA EDUCACIÓN poner música a un volumen audible para el resto de individuos en un transporte público, y entonces entras en un vagón de tren o de metro o en un autobús y cada tres pasos tienes un gran éxito distinto. Lo curioso es que metaleros y freaks conservan las viejas costumbres, pero bakalas y aficionados al flamenkito (y en menor medida, pero también, los raperos) han decidido que su música mola tanto que no molesta a nadie; como consecuencia, no hay posibilidad de que la música que suene me agrade, sino que siempre será aborrecible por cualquier persona con un gusto musical mínimo.
Y claro, yo voy leyendo en el metro y me jode tener al lado a un latinoamericano machista """cantando""" en un idioma que, aunque teóricamente es castellano, soy incapaz de comprender, mientras suena una percusión machacona que taladra el cerebro; pero tampoco quiero parecer un gilipollas cortabolas y entonces no le digo nada al responsable de que semejante atrocidad esté llegando a mi tímpano (soy tonto, lo sé). Además, si la música me molesta es principalmente porque estoy leyendo y, como es evidente, un medio de transporte público no es una biblioteca y no puedo pedir silencio.
Resumiendo, que lo único que puedo hacer es:
a)joderme y bailar.
b)cagarme en el cabrón que inventó el loro-móvil y luego joderme y bailar.
a)joderme y bailar.
b)cagarme en el cabrón que inventó el loro-móvil y luego joderme y bailar.
c)convertirme en un ser odioso para toquisqui y dedicarme a llamar la atención a cada energúmeno maleducado que me encuentre (para luego joderme y bailar porque no me harían ni caso).
1 comentario:
Qué imagen la del negro con el radiocasete al hombro. Recuerdo una escena de "La loca historia del mundo" de Mel brooks, en donde por el centro de Roma, en la época del imperio iba paseando un negro con un radiocasete al hombro.
Yo creo que tú lo que tienes que hacer es eso, sacar del armario aquel radiocasete, ponerle pilas y llevártelo al metro, y que sean los demás los que oigan tu música, les guste o no.
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