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12/4/07

¡Que sí hombre, que sí!

No me gusta dedicar el blog a narrar experiencias personales, pero lo cierto es que me siento tan mal por no haber hecho que aquel tipejo se tragara sus palabras que necesito decir aquí lo que no le solté a la cara.

Resulta que nos enteramos de que había una charla ayer, pero parecía opcional y poco interesante para mi clase puesto que estaba relacionada con el mundo empresarial y nosotros estudiamos Humanidades. Aún así, después de un pequeño lío, nos obligan a bajar.

El tipo, que trabaja en el ESIC –Business&Marketing School- fue un capullo desde el principio pretendiendo que algunos (incluído yo) estábamos allí para tocarle las narices cuando sólo esperábamos en vano que nos repartiera el material (chúpate esa, por dármelo puedo decir dónde curras); acto seguido, la charla comenzó a parecer una narración de Cuéntame con la misma inocencia histórica pero bastante menos cuidada que la que pudiera hacer Carlos Hipólito (repitiendo continuamente la frase que da título a este artículo, diciendo carpe diem de mil maneras menos la correcta…).

Entonces empezó a hablar de carreras, salidas profesionales (casi llamó idiota a la cara a todo aquel que pensase en hacer Filosofía o Filología), y de su propia y puñetera vida; primero trabajando en una frutería para pagarse los estudios (le puteaban cosa fina), después se hizo ingeniero nuclear y naval, y a partir de ese momento ha pasado por absolutamente todos los trabajos habidos y por haber en varias empresas (actualmente en marketing). Hasta ahí, lo único repulsivo era su forma de hablar intentando hacerme reír (porque mis compañeros se partían el ojete), y algunos comentarios que me hacían pensar que el tipo era un poco idiota (como que el gran defecto que delata al mal mecánico de coches es que lleve el mono sucio).

Pero entonces, oh lectores, suelta estas dos grandísimas perlas:

a) Los despidos de la SEAT son culpa de los trabajadores; si ellos funcionasen bien, la fábrica no se cerraría.

b) No se puede hablar a los ciudadanos de los países más pobres de África de marketing porque "cualquiera de esos salvajes te clava una lanza en la cabeza".

¡Salvaje!¿Por qué no dijiste nada? No sabéis como me arrepiento, de hecho me salí de la charla en cuanto tuve oportunidad; no dije nada porque ayer llevaba una sudadera con una estrella roja en el pecho y, si llego a hablar, después del comienzo ya explicado, su respuesta hubiera sido: “¡Uuuuuuh!¡Un comunista! No tienes ni idea de la vida, cállate y déjame seguir” (y no es simple invento, he tratado con gente parecida y son exactamente así).

Acabó haciendo un chiste y pidiendo que le saludáramos si le veíamos por la calle; si yo le veo, las reacciones posibles son: a) ignorarle y/o mirarle mal, b) insultarle, c) pegarle un buen capón y salir por patas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

eso te pasa por ir a esas charlas!
a mi me pillaron por banda y me metieron en una de ingenierías que no me interesaban nada.. aunque bueno, el tipo era majo
qué puedes esperar de alguien que es ingeniero nuclear y naval y acaba trabajando en Marketing de una empresa? (y no es que tenga nada de malo, si hablamos de cualquier otra persona xD)

^^U
iss
es el mejor comentario que puedo hacer en este momento xD

al menos mi profesor de filosofía no es gilipollas.. sólo idiota inocente ^^
PD: si es que estudiar filosofía para qué sirve?? cof :P :P

PD2: más vale una carrera bien hecha que tres compradas con patatas de matutano O.ó

Cristian Piné dijo...

Es extraño que no hubieras saltado. Podrías haberle dado una buena hostia con aquello del viaje a África.

Anda! Uno de humanidades, vamos a darle con un palo a ver que pasa.